Eliud Soto es un joven que entre la incertidumbre de llenar un formulario para solicitar la beca, encontró una puerta que no sabía que existía y al abrirla cambió su vida con un mundo lleno de oportunidades con las que no había imaginado.
Él se encontraba en su último año de colegio. Tenía muchas dudas sobre qué sería de su vida después de graduarse y se preguntaba si tendría la suerte de encontrar un trabajo.
Soto, junto a otros 4 estudiantes fueron reunidos por los maestros de su centro educativo para sugerirles que continuaran con sus estudios universitarios por medio de becas y se les entregó la papelería para que iniciaran con el proceso. Al principio tuvo la inseguridad de que si valía la pena o no aplicar.
Sin embargo, la promesa que le había hecho a Dios y la conciencia clara de todo el esfuerzo que sus padres habían dejado porque obtuviera lo mejor lo llevó a llenar aquel formulario sin perder la fe ni la esperanza de que podría ser elegido y terminó de recopilar sus datos con un mensaje para las personas que estuvieran a cargo de revisarlo:
“Denme la oportunidad de demostrar que los guatemaltecos sí podemos”, concluyó.
Aquella hoja no mostraba las palabras de un joven que recién comenzaba el trayecto de su vida sino el mensaje de un hombre preparado para cambiarla.
Fue durante una noche mientras él dormía que su mamá fue a despertarle con un sobre que le indicó que abriera. Eliud, obedientemente, lo abrió pero sin tener idea de qué se trataba, ahí encontró una hoja proveniente de la Fundación Juan Bautista Gutiérrez. Esta confirmaba que ya tenía lo que pidió. Él contaba con la oportunidad de demostrar que los guatemaltecos sí podemos y así lo hizo.
No solo había logrado realizar sus estudios superiores en la Universidad del Valle de Guatemala sino que con solo un año de haber empezado, logró presentar su pasantilla en la Unidad de Negocios de Energía, en CMI por tres años hasta ya ser contratado formalmente en 2013.
Actualmente Eliud es un profesional, tiene tres años y medio dentro de la corporación como analista de proyectos y sus deseos por devolver un poco del privilegio que le había sido otorgado lo llevó a motivar a jóvenes que se congregan en la iglesia a la que pertenece por medio de su música.
“Yo me pongo a pensar de dónde vengo y digo sí se puede, sí es posible. Requiere esfuerzo, eso sí, pero hay que hacerlo, hay que levantarse una y otra vez porque las oportunidades que uno tiene en la vida hay que aprovecharlas porque si le llegan a uno es porque uno es capaz de salir adelante y no solamente decir “bueno, que suerte la que tuve”, sino que es un privilegio, es una bendición y qué puedo hacer con esto para poder ayudar a otras personas”, Eliud Soto, beneficiado del programa de becas de la Fundación Juan Bautista Gutiérrez.